El sábado hay Ciclo Menstrual!

Luego de la derrota, saberse derrotado.

Sospechábamos que no había ido de putas ni una sola vez, ni una.
Como llegó, pispeó y se fue.
No sería una historia de grandes polvos ni grandes tertulias.
Una vez soñé ir con él a Cuba.
¡Pero basta, basta de él!

Coqueteando habido con mi costado más pragmático de nuevo
-vez de cordialidades súbitas,
cartel inesperado,
y sentir
que está ocurriendo algo real-,
presento una queja en el libro con pulso glacial,
que sea, quiera yo,
la final:

No es que no esté todo
para atrás como cuero de pija.
No es que yo haya aprendido a no llorar.
Sucede que adhiero al circo que levanto,
casi como si hiciera justicia,
casi como si hiciera pagar.
Y ahí es donde el minúsculo casi
germina
la imposibilidad de todas las beligerancias.
El circo se levanta pero mi grillo
se guarda un suspiro, papel de golosina, muchos quizás, quizás, quizás.

Concedo más de lo que bebo, hete aquí el problema que me regalé.
Una película en el parque, un recuerdo, militante y subversivo,
como llegó, pispeó y se fue.

papà

Nadie mira verdaderamente dentro de mi, ni siquiera yo ante un espejo, ni siquiera yo ante mi mismo. Mis recuerdos duermen azules entre agua, duermen como fuego, duerme ardiendo en mi inconciente. La sola imagen plana, la casa en el campo. El sentir de un viento lejano. Papá yéndose en un auto rojo, nunca sabré qué modelo o qué marca, pero rojas eran también las baldosas del hall de entrada. Capaz naranja. Pero el auto colorea todos mis recuerdos y él saca el brazo para afuera y levanta su pulgar. Veo su espalda. Veo su espalda enorme que llueve sobre mi. No lo odio. Creo que me lastima no odiarlo. Imágenes que podrían recordar a alguna película, desde hace ya mucho tiempo que prendo el televisor, dibujo en la tierra de la pantalla o imagino flores o cualquier otra cosa que sea en esencia como la sangre. Un miedo que persiste, una inseguridad. Nunca lo tuve o no lo recuerdo. Una vez, a los seis años, me llevó al colegio en un Ford Ka sangre, y me dio vergüenza bajar y que me vean mis compañeros que tenìan tierra en la cara en un auto. Con cariño recuerdo la bicicleta áspera oxidada que lo paseaba en los días difíciles. Me veo atràs de la casa en claypole, mirando los yuyos y el musgo verde en las paredes.

comunicado nº 666 desde la ciudad de La Paz, Bolivia

Me encanta que este blog siga vivo, lo abandoné pero volveré y seré tampones. Pronto!
Los Amo 
shishí

ying-yang

sos el gin de mi tonic
pero se está derritiendo el hielo
y nadie quiere quedar pasado por agua
todos sabemos cómo arruina el cuento
 

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