Adelanto de CrematoriO x Juan Xiet




30

    Bueno estábamos en el restauran. Yo era el príncipe. El rey había muerto. Al menos por ese día. El rey, dueño de todos nosotros estaba en su casa de medio millón de dólares, yo, el príncipe mendigo cerrando el local.
   Pasadas las 4 de la mañana ahora si, completamente sólo, 
parado con los pantalones abajo frente a la                                                                                                   heladera de platos fríos, 
comiendo camarones fríos, tocándomela, pensando en dos mujeres vomitándose entre sí.
Épocas de pocilga corporal y muchas ideas masturbatorias.




Era el momento y el lugar, era la hora exacta.
¡Y la falta que me hacia un abrazo!,
la falta que me hacia ametrallar una hoja con escritura automática,
la falta que me hacia un buen cubilete de dados falleciendo hacia una generala,
sobre una mesa custodiada por amigos y tiempo para perder.
 Esa mañana, 
una mañana fría madre de esa noche que atestiguo mi desvelo, iba caminando hacia el colectivo, y ahí estaba, como un pañal,
como un pañal diminuto y puesto estratégicamente por el diablo: una bolsita de merca.
Si, al lado de la rueda de un auto, 
toda para mi, 
la suerte era una puta bárbara de tetas increíbles  y me ofrecía la pluma del indio, el bautismo de ángel a demonio,
vamos, claro que si, en secreto te lo cuento: directo al bolsillo.




Era de noche ahora, semirigidez de ojonucapálidoescombrosostenidoporhilos, hiperventilado, derrotado, con más adjetivos que Dios, último saque,
el boleto hacia la manija, y si, por supuesto, la merca me exitaba.
Chau chino, nos vemos mañana, chau Fran, traeme el cd.
Llave, luz off y yo ahí, parado con los pantalones bajos frente a la heladera de platos fríos, comiendo camarones y tocandome la pija, necesitaba hacer el amor, lo necesitaba más que a mi destino.
Corriendo. Pasillo directo a pizzería.
Bollo de pizza, hola novia querida de cachetes gordotes y culo amateur.
Hola bonita gusto a ajo y levadura, llevame hacia tus senos de pan, te acaricio, en el silencio más hermoso, te rescato a vos, entre toda esta placa de gemelas redondas, te elegí, bollo de pizza háceme el amor, cegame,
llevame a Europa entre sueños con gusto a Picasso y a Venecia, vos bollo excitante, textura pre cocida.
No hay marcha atrás, sos mía y bailamos el vals de los solitarios, dejame llevarte al microondas para darte la temperatura de la vida, dejame verte como un Frankestein gastronómico dispuesto a salvarme de mi, un mediocre mono fichador, son sólo dos minutos, no temas, ahí vas, te miro por la ventana, estas sudando, llegando al climax, 
veo las gotitas delirantes que emanas y me toco, me toco mas que nunca, te necesito, vení, Salí, dejame besarte, hundo un dedo en vos pero no duele, es solo la forma ovalada de la investigación sexual, ahora sí, te penetro con todo mi ser,
unidos en una santa comunión de energía, nadie es testigo pero el cosmos en este momento esta girando por nosotros mi amor, acabo, porque nada de esto debe seguir, mañana una señora pagará $12 por tu cadáver exumado, con corazón de semen,
 y yo,  lejos de tu ataúd de cartón, te olvidare tristemente, buscando entre las iluciones, una salida a este embrujo de nudos y manos que sofocan cuyo nombre es rutina,
mi amor.

salmo




todos ustedes me dan asco manga de pajeros, chabacanos amateurs, nenes y nenas de pecho, se la creen de trotamundos y agitadores perfectos pero cada vez que bosteza bajito la realidad y cada mañana les baila la bombacha y el peludo.. giles, hijos de mil puta.. se piensan que son la peor mierda, los excluidos, los pobrecitos, en este run run diario no se dan cuenta de que existen otros huecos donde llueve más.. les juro que llueve más.. abran los ojos, los cantos, los oídos.. dejen florecer sus mierdas y vean de qué color se les pinta el techo siempre tan gris y perlado.. manga de ñoños y flojos, lean de la buena, fumen de la buena, acaricien al sol y a los que caminan cerca, dejense de puterios y mariconadas, noches de sexo, alcohol, drogas, lesbianas y flores..dejanse de joder con ese mundito de mierda, siempre de negro.. he dicho, me tienen harto, hartísimo, ojalá este mundo se vaya bien a la mierda con todos ustedes encima y con la internet de mierda que nos ata el culo a las sillas.. abran la ventana que el sol no se los va a coger.. abran los poros y respiren.. abran el corazón de una vez por todas..

ojalá se mueran todos en el infierno de los poetas hijos de puta.. junto conmigo, no me dejen
solo






Temor Morboso a La exposición Púb(l)ica

María (click a María), la rubia turbia más linda de todas, me invitó a leer mis mierdas mañana
es en Cerrito 1060, y Santa Fe,empieza tipo 8 pero mis fans me encontrarán luego de las 23.30 el lugar es un cabaret subterraneo con diferentes usos, creo que se llama Club Cerrito, creo que el evento se llama Lugar Fuera del tiempo, como el de los neo-mayitas pero en vez de día lugar.
Whatever, la entrada sale 5 módicos pesos, podrán beber y consumir todo tipo de cosas prohibidas, y el baño del lugar es vampirescamente encantador.
Espero ver sus pezones erectos desde lo alto del escenario .
Muááááááá
Mucho espíritu navideño, mucho espíritu navideño, pero el chabón no tuvo problemas en cobrarte los puchos y devolverte esas mierdas de monedas de vuelto.

Aedes Aegypty

Un mosquito rechoncho se posó en mi teta izquierda,
apoyé mi dedo gordo y lo aplasté despacito arrastrándolo hacia lo hondo de mi modesto escote.
- Sería una muerte espantosa - pensé , y acaricié la rodilla de Lucas mientras apoyaba mi cabeza en su hombro.
El remisero era muy mala onda.
Se estaba haciendo de día y yo necesitaba de manera escandalósa volver a pasar mi lengua por su espalda.
- Sería una muerte hermosa - pensé, y la perfección de su perfil era casi un poema:
escalofriante y bisexual-

Las muertes de Alejandra Pizarnik - por Maria Victoria Dentice

“Anoche tomé agua hasta las tres de la madrugada. Estaba un poco ebria y lloraba. Me pedía agua a mí como si yo fuera mi madre. Yo me daba de beber con asco. Alejandra Pizarnik, diarios








Uno se acerca a la obra de Pizarnik con no poca perplejidad, un aura brumosa rodea a la tristemente llamada poeta del suicidio. Hagamos un intento de acercamiento, intentando ceñirnos a sus poemas, estos por si solos hablan y adquieren, a medida que los años avanzan y las sucesivas publicaciones sobrevienen, un tono sucio, oxidado, resquebrajadizo, la límpida luz inicial va dando paso a una angustia negra que se corresponde con el precipicio de agua por el que súbitamente cayó su vida.



En su primer libro, la tierra más ajena, publicado en 1955 ya hay cierta tristeza que pasa desapercibida, no tiene el peso que más tarde adquirirá, es una tristeza que fluye liviana, que aún no asfixia del todo:



“Y una estrella dará su color al ancla de plata que llevaba en su pecho. Tirar el ancla. Si. Muy junto a ese barco gigante de rayas rojas, blancas y verdes…irse, y no volver”.



De este primer libro Pizarnik va a renegar hasta el cansancio, más tarde con la publicación de Un signo en tu sombra, el barco anterior se transforma en un barco negro, entre las sombras está el humo y la danza y entre las sombras está “lo negro y yo”.

Prematuramente algo en su interior comienza a desfigurarse “el vino es como un llanto desolado que humedece mi juventud frente a tus besos que otra deglute”, o bien, “el vino se aclara mezclado a mis lagrimas tan mudas” estos poemas que podrían parecer cursis terminan por agonizar en la última inocencia. En este libro aparece por primera vez una constante en su obra, la muerte, la muerte y sus extrañas manos de las cuales Alejandra elige no hablar, pero también aparece la vergüenza “cierra las puertas de tu rostro para que no digan luego que aquella mujer enamorada fuiste tú”, las astillas en las propias manos y el cansancio de esperar por la hermana mayor de la muerte, la otra, la gran muerte. Aquí ella parece atreverse a asomarse por primera vez a la eternidad y practicar el ejercicio de enterrarse cuidadosamente “Alejandra alejandra debajo estoy yo, Alejandra” sin que nadie lo note, comienza a descender debajo de ella, debajo de su nombre.

Creo de importancia mencionar la amistad que unía a Alejandra Pizarnik con Olga Orozco como un suceso trascendental en la vida de las dos poetas que Olga relata asi:



“Alejandra era mucho menor que yo, la conocí cuando tendría 34 años y ella 18, en un bar que se llamaba "La Fantasma". Ella se acercó para preguntarme si yo era yo, y darme unos poemas que tenía y que correspondían al primer libro que publicó después, un libro que ella misma hizo desaparecer. Lo retiró de todas las personas a quien se lo había dado, no estaba de acuerdo con ese libro. Era un ser muy especial Alejandra, si estaba en una reunión trataba de ser un poco el centro, de ser brillante, conversadora, alegre, pero cuando se quedaba con las personas que tenía mucha confianza se desmoronaba. Era muy angustiada, era agónica casi por naturaleza. Sumamente angustiada. A mi me pedía certificados, cuando se sentía muy mal me llamaba por teléfono a cualquier hora. Entonces yo le daba certificados que decían por ejemplo "Yo, Gran Sibila del Reino, certifico que a Alejandra Pizarnik no se le cruzará ninguna mala sombra, ningún pájaro negro se posará sobre su hombro, a su paso se abrirán todos los caminos luminosos...". Eso le duraba unos días, después me decía: "Bueno ya se me gastó, por favor, hazme otros."



Olga Orozco decía que había muchas muertes por cada corazón. Yo creo que Alejandra murió demasiadas veces, más de las que cualquier corazón humano hubiera podido soportar. Luego de su muerte, Olga le escribió un poema a Alejandra, titulado pavana para una infanta difunta en el que se ven reflejados muchos de los temores que la joven poeta tenía “ sólo por poner algunos ejemplos de éstos:





“…Yo lloro debajo de mi nombre.

Yo agito pañuelos en la noche

Y barcos sedientos de realidad

Bailan conmigo.

Yo oculto clavos

Para escarnecer a mis sueños enfermos…”



“…pero tu alimentas al miedo y a la soledad

Como a dos animales pequeños…”



“…Se del miedo cuando digo mi nombre.

Es el miedo,

El miedo con sombrero negro

Escondiendo ratas en mi sangre…”



“…Señor

Tengo veinte años

También mis ojos tienen veinte años

Y sin embargo no dicen nada…

¿cómo no me suicido frente a un espejo

Y desaparezco para reaparecer en el mar

Donde un gran barco me esperaría

Con las luces encendidas?...”



También en la prosa aparece esbozado en forma de mueca el grito petrificado de Pizarnik, en el sueño de la muerte o el lugar de los cuerpos poéticos, ella afirma:

“…tan alegres danzaban rondas infantiles junto a un ataúd lleno de cabezas de locos que aullaban como lobos, y mi cabeza de súbito, parece querer salirse ahora por mi útero como si los cuerpos poéticos forcejearan por irrumpir en la realidad, nacer a ella, y hay alguien en mi garganta, alguien que se estuvo gestando en soledad…tal vez sea solamente la muerte…”

Hay ciertas razones para pensar que Pizarnik fue consciente de este desvanecerse, de su propia entrega, al igual que quien, en su poema infancia “entra en la muerte con los ojos abiertos como Alicia en el país de lo ya visto”, como si hubiera habido cierto consentimiento de su parte, al punto que se desdobla hasta volver a asistir a su nacimiento: “detrás, a pocos pasos, veía el escenario de cenizas donde representé mi nacimiento.”

De este modo no sólo el poema se transfigura, se desfigura, ella misma lo hace, entra en una madriguera como si huyera de alguien, de alguienes, o de si misma “porque ustedes están muertos. ¿Y que espera puede convertirse en esperanza si están todos muertos? ¿y cuándo vendrá lo que esperamos? ¿y cuándo dejaremos de huir?”.

A esta altura, el barco negro que la salvaría, ya no está, no lo vuelve a mencionar, sólo quedan arenas negras para acostarse y el mar a lo lejos que es el espanto, no un lugar posible de salvación, porque ninguna salvación es posible, por eso el canto es reemplazado por un jadeo de asfixiada.

Ella se siente traicionada por las palabras a las cuales entrego la vida, por las palabras que ahora le “cierran todas las puertas”. Como si no hubiera sabido el precio que debía pagar por ser prestidigitadora, la exigencia que requería el silencio y sus espacios abandonados. A esta altura ella ya se ha empavorecido, engrisado, se ha vestido de muerta para celebrar, para asistir a su propia tragedia en la que las palabras la vuelven a atacar como pájaros, picoteando con saña en su desgarradura:



“escribiendo

he pedido, he perdido…

he querido sacrificar mis días y mis semanas

en las ceremonias del poema.



He implorado tanto

Donde el fondo de los fondos

De la escritura.



Coger y morir no tienen adjetivos.”



Pizarnik atestigua la traición de las palabras que le niegan toda posibilidad de un decir puro, verdadero “conferir a las palabras la función principal. Ellas abren, ellas presentan…el silencio es la piel, el silencio cubre y cobija de la enfermedad. Palabras filosas”. La obra poética de Alejandra es el testimonio de que la canción desesperada, por la que luchó, por la que eligió borrarse a si misma, no se deja decirse, el testimonio de una frustración. Pizarnik debería ser recordada no por haberse suicidado, sino por ser una buscadora incansable, la poseedora de algo que no se abre, pero tampoco se cierra, porque ¿cómo cerrar una herida?



María Victoria Dentice





TEXTOS DE ALEJANDRA PIZARNIK





SALA DE PSICOPATOLOGIA



…y como soy tan inteligente que ya no sirvo para nada,

y como he soñado tanto que ya no soy de este mundo.

aquí estoy, entre las inocentes almas de la sala 18,

persuadiéndome día a día

de que la sala, las almas puras y yo tenemos sentido, tenemos destino,

-una señora originaria del más oscuro barrio de un pueblo que no figura en el mapa dice:

-El doctor me dice que tengo problemas. Yo no sé. Yo tengo algo aquí (se toca las tetas) y unas ganas de llorar que mama mía.

Nietzsche: “Esta noche tendré una madre o dejaré de ser”.

Strindberg: “El sol, madre, el sol”.

P. Éluard: “Hay que pegar a la madre mientras es joven”.

Sí, señora, la madre es un animal carnívoro que ama la vegetación lujuriosa. A la hora que la parió abre las piernas, ignorante del sentido de su posición destinada a dar a luz, a tierra, a fuego, a aire, pero luego una quiere volver a entrar en esa maldita concha,

después de haber intentado nacerse sola sacando mi cabeza por mi útero…

…Ustedes, los mediquitos de la 18 son tiernos y hasta besan al leproso, pero

¿se casarían con el leproso?

Un instante de inmersión en lo bajo y en lo oscuro,

sí, de eso son capaces,

pero luego viene la vocecita que acompaña a los jovencitos como ustedes:

-¿Podrías hacer un chiste con todo esto, no?

Y

sí,

aquí en el Pirovano

hay almas que NO SABEN

por qué recibieron la visita de las desgracias.

Quisiera un tipo con una pija así y cogerme a mí y dármela hasta que acabe viendo curanderos (que sin duda me la chuparán) a fin de que me exorcisen y me procuren una buena frigidez.

Húmeda.

Concha de corazón de la criatura humana,

corazón que es un pequeño bebé inconsolable,

“Como un niño de pecho he acallado mi alma” (Salmo)

Ignoro qué hago en la sala 18 salvo honorarla con mi presencia prestigiosa (si me quisieran un poquito me ayudarían a anularla)

oh no es que quiera coquetear con la muerte

yo quiero solamente poner fin a esta agonía que se vuelve ridícula a fuerza de prolongarse,

(ridículamente te han adornado para este mundo –dice una vida apiadada de mí)

Y

Que te encuentres con vos misma –dijo.

Y yo le dije:

Para reunirme con el migo de conmigo y ser una sola y misma entidad con él tengo que matar al migo para que así se muera el con y, de este modo, anulados los contrarios, la dialéctica supliciante finaliza en la fusión de los contrarios.

El suicidio determina

un cuchillo sin hoja

al que le falta el mango.

-Ellos son todos y yo soy yo

finjo, pues, que logro mejorar, finjo creer a estos muchachos de buena voluntad (¡oh, los buenos sentimientos!) me podrán ayudar,

pero a veces –a menudo- los recontraputeo desde mis sombras interiores que estos mediquillos jamás sabrán conocer (la profundidad, cuanto más profunda, más indecible) y los puteo porque evoco a mi amado viejo, el Dr. Pichon R., tan hijo de puta como nunca lo será ninguno de los mediquitos (tan buenos, hélas!) de esta sala,

pero mi viejo se me muere y éstos hablan y, lo peor, éstos tienen cuerpos nuevos, sanos (maldita palabra) en tanto mi viejo agoniza en la miseria por no haber sabido ser una mierda práctico, por haber afrontado el terrible misterio que es la destrucción de un alma, por haber hurgado en lo oculto como un pirata –no poco funesto pues las monedas de oro del inconsciente llevaban carne de ahorcado, y en un recinto lleno de espejos rotos y sal volcada-

viejo remaldito, especie de aborto pestífero de fantasmas sifilíticos, cómo te adoro en tu tortuosidad solamente parecida a la mía,

y cabe decir que siempre desconfié de tu genio (no sos genial; sos un saqueador y un plagiario) y a la vez te confié,

oh, es a vos que mi tesoro fue confiado,

te quiero tanto que mataría a todos estos médicos adolescentes para darte a beber de su sangre y que vos vivas un minuto, un siglo más,

(vos, yo, a quienes la vida no nos merece)

Sala 18

cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continua,

15 ó 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante,

porque –oh viejo hermoso Sigmund Freud- la ciencia psicoanalítica se olvidó la llave en algún lado:

abrir se abre

pero ¿cómo cerrar la herida?

El alma sufre sin tregua, sin piedad, y los malos médicos no restañan la herida que supura. El hombre está herido por una desgarradura que tal vez, o seguramente, le ha causado la vida que nos dan….

…una es extranjera

una es de otra parte,

ellos se casan,

procrean,

veranean,

tienen horarios,

no se asustan por la tenebrosa

ambigüedad del lenguaje

(No es lo mismo decir Buenas noches que decir Buenas noches)

El lenguaje

-yo no puedo más,

alma mía, pequeña inexistente,

decidíte;

te las picás o te quedás,

pero no me toques así,

con pavura, con confusión,

o te vas o te las picás,

yo por mi parte, no puedo más.





Alejandra Pizarnik, 1971, se suicidó en 1972





Cantora nocturna





La que murió de su vestido azul está cantando.

Canta imbuida de muerte al sol de su ebriedad.



Adentro de su canción hay un vestido azul, hay

un caballo blanco, hay un corazón verde tatuado

con los ecos de los latidos de su corazón

muerto.



Expuesta a todas las perdiciones, ella

canta junto a una niña extraviada que es ella:

su amuleto de la buena suerte. Y a pesar de la

niebla verde en los labios y del frío gris en los

ojos, su voz corroe la distancia que se abre entre

la sed y la mano que busca el vaso.



Ella canta.





Hija del viento



Han venido.

Invaden la sangre.

Huelen a plumas,

a carencias,

a llanto.

Pero tú alimentas al miedo

y a la soledad

como a dos animales pequeños

perdidos en el desierto.



Han venido

a incendiar la edad del sueño.

Un adiós es tu vida.

Pero tú te abrazas

como la serpiente loca de movimiento

que sólo se halla a sí misma

porque no hay nadie.



Tú lloras debajo del llanto,

tú abres el cofre de tus deseos

y eres más rica que la noche.



Pero hace tanta soledad

que las palabras se suicidan.





MÁS POEMAS DE PIZARNIK:

http://amediavoz.com/pizarnik.htm



LA VOZ DE ALEJANDRA PIZARNIK LEYENDO UN POEMA DE ARTURO CARRERA:

http://www.youtube.com/watch?v=PMW2JJ9beHU





(la_loca_del_oceano@hotmail.com)

yo me llevaré tu perro blanco


No incluyas información como contraseñas o números de tarjetas de crédito en un mensaje instantáneo.

 dijo (10/12/2009 a las 22:32):
hola gime, estoy bien
estoy en tratamiento y con medicacion
tube dos intentos de suiidio por sobredosis
casi me doy vuelta muñeca
por un tiempo voy a estar alejado de todo
 dijo (10/12/2009 a las 22:34):
te quiero mucho, pero no puedo estar al lado de una persona si estoy enfermo
cuidate mucho
ya voy a volver
dijo (11/12/2009 a las 23:37):
hola gi espero volver a verte, quedaron muchos vestidos para que te pongas!!!

Carta de Amor

Querido Z:
Quería hacer público hoy mi amor por vos.
Mirá, te quiero tanto que sé que nunca te vas a ir de putas mientras estés conmigo.
Estoy RE segura. Así de mucho te quiero.
Así que no seas boludo y volvé rápido, mi primera navidat fría no me hace ni puñetera gracia (fijáte qué bien voy aprendiendo a hablar en gallego).
Ya sé que no sos gallego.

Te voy a echar de menos estos días, pero no te preocupes, tengo el pez* para saciar mi sed, y surtidos varios.

Espero no asustarte con mis declaraciones.
Estan planeadas estrictamente para facilitar el coito navideño.

... Por eso no te cuento que soñé que parimos un hijo - vos la parte de arriba y yo la parte de abajo - que nació siendo un gafapasta con un dibujo del *Sr. Jones (el monigote de Like a velvet glove...) en la planta del pie.
Listo. Lo dije.

Te cantaría una de Brel para rematar, pero me acaba de venir la regla.
Salgo a matar gente, en un rato te veo en el msn.

Con cariño,
P.


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Para una mejor comprensión de lo que es un texto bastante personal.


*El pez: Es un vibrador que me regaló una amiga para mi cumple. Es una mezcla de Nemo y Néstor Kirchner, y funciona regio.


*El Sr. Jones (del cómic ): Es el personaje Clave del cómic. Aparece misteriosamente en el pie del protagonista como un microscópico tattoo.
Un fanático, de hecho, hizo el pequeño chiste.


*La regla: la menstruación, claro. Pero acá se le dice así. Uno se adapta a todo.


PARA EL QUE NO LO HA NOTADO (Y QUIERE NOTARLO):
"Oh, you are cute... like a velvet glove cast in iron" ("Que linda sos... como un guante de seda forjado en hierro") es lo que le dijo con ironía Billie a Tura Satana en Faster Pussycat! Kill! KILL!
 

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