Estoy y estuve al frente de un batallón de hombres que buscan.
En medio de la niebla
La verdad robada
El color único.

Si es que hay algo que sí pueda sostener
Una luz, un pájaro
Un sol tibio como el rostro de una mina
Es razón para la vida
Y el sufrimiento.

Espero ansioso
(esperamos ansiosos)
al hombre que descubra
 la melodía
el tono
el acorde
el número
lo propio
del universo.

Pocos (y a la vez tantos)
Estuvieron muy cerca
(a uno lo fui a ver, -su mirada era el reflejo de lo divino- y después se fue dejando pistas
Como todos, se fue dejando pistas)

Pocos, también, somos los que buscamos.
Y estamos tan perdidos
Que ni vemos lo obvio
Que es, seguro,
Donde está la posta.

Violeta.

Hoy trato de cambiar tu cuerpo
-este momento-
por otros
y vos te negás a vestirte de duda.

Si aunque apagues la luz
sos más linda en la oscuridad,
no te chamuyo:
es como pasa con algunas flores
o con ese cachito que le falta a la luna
para ser redonda como tu cola.

Alejandro

Una trenza de alambre de púas es mi corona, mis dientes son perlas fosilizadas y mi boca una cripta angustiosa, llena de fantasmas y partes amputadas de cuerpos de hadas, uñas de gatos negros, sudor de sapo, la ignorancia y la desconexión hacen de mi pecho un caldero, si arrojás odio, vas a tener veneno, mis musculos van a doler y mi sonrisa va a ser la mueca más mentirosa y triste de todo el mundo.
Quiere tu violencia tirarme abajo este ranchito-altar en donde escondo mi bendita divinidad del inframundo.
Quiere tu violencia mi templo demoler, más yo soy santa, soy lacra, soy karma, soy kali ,soy nada... Soy tu odio hecho persona, profeta maldita en tierra estéril de semillas, y la fabrica de todos los poemas de amor que vas a leer en tu miserable e infernal existencia. Te los voy a leer cuando hayas trascendido y tu cuerpo no pueda hacerme más daño, cuando seas una envase vacío e inútil y el cáncer que significa tu raza deje de carcomerme el amor moretoneado y abusado que siento por los de tu calaña.
La noche más negra relampaguea en destellos dolorosisimos cuando alumbra tu paisaje de destrucción. Maldad que te ahoga, te encierra y domina tus puños, tus cuchillos, tus balas y tus ganas de desfigurar mi rostro redondo y horrorizado,
Sos adicto a mi miedo, sos devoto de la podredumbre y el hedor de tus actos de bajeza, tu hedor a alcohol y tu aura rota, tu aura negra empastillada y dura de cocaína barata e impura.
Sos el verdugo más triste y desolador que jamás me haya torturado , llevate la paz que me robaste a los once años y anidala en algun lugar de tu pecho que todavía no haya sido poseído por ese demonio sádico que te habita.
Llevate la paz que me robaste a los once años y ofrendale a tus muertos una flor.

Miscelaneas

Un micro en la patagonia lleno de gente de todos colores y olores, de golpe me siento excitada sin pensar en nada en particular... Miro la ruta y me calienta, una pregunta me azota como látigo en el plexo solar

¿Sabes hacer el amor o sólo te interesa cojer? La última vez que coji fue hace unos días con un alemán llamado Thomas, era idéntico a mi novio muerto y nunca había tomado ácido ni había sido acariciado en el pecho. Después de ayudarlo a descubrir dichas maravillas me preguntó si era hombre o mujer, calculo que no se acordará de mi cara, pero espero se haya llevado un buen orgasmo y buen viaje al menos;yo sí que me acuerdo de su cara mojada con lluvia en mi carpa en El Bolsón. La primer droga que probé fue el odio, la última no me acuerdo

. Yo no se qué quieren las personas, qué torturas o bendiciones prefieren, a duras penas conozco y el exploro el fracaso de mis fantasías, de mis deseos y el regocijo incpnsciente de ser jueza y victima y verduga de mi misma. Quiero tener un millón de amantes, Lamer cada noche una espalda diferente pero que sea la misma de la noche anterior, surfear el infernal paseo por los paisajes hipnoticos del enamoramiento de la juventud ex cínica, soldados fobicos convertidos en niños valientes ilumunados. Miel aspera de hastio pre apocaliptico, necesito un romance neocybernewage.
dijo y se abrió como el penúltimo tiro-
se metió de lleno en la poesía de la nieve-
levanto la mirada con una pequeña sonrisa, no le quedaba bien a su boca-
bajó los brazos, las armas, las flores y lo recordado-
como eterno asesino, despegando del éter-
un montón de montañas que se deslizaban desde la ventana-
perdiendo el conocimiento, se abrió sin el último tiro-

siendo una nube, un país, una despedida.

Imprevisto

  ¿Como te llamas? Dije espontáneamente. Sin haberme dado tiempo a pensar. Sin llegar a sentir vergüenza o timidez. La seguí mirando de forma insistente, mientras el rubor trepaba por mis mejillas. Como no respondió me quede callado para no incomodarla. Simplemente me quede sentado a su lado, ni muy cerca ni demasiado lejos. Apreciando la tibieza del atardecer, la frescura del cielo, y de la particular alegría de estar sentado a su lado.
  Pasaron unos minutos y tome valor para insistir. - Me llamo Ángel, pero todos siempre me dicen Angelito. Como si todavía fuera un chico.- Inmediatamente me arrepentí de tal confesion. Fue un comentario bastante tonto.
  Me propuse interrogarla nuevamente, pero la tierra empezó a temblar. Se abrieron grietas monstruosas de las que en un suspiro broto un gusano blanco, con mil dientes en espiral afilados como cuchillos, y piel escamosa impregnada de putrefacción. En un segundo engullo y mastico a mi compañera. Escupiendo luego los huesos descarnados a mi lado. Debajo de una de sus escamas broto un ojo de caracol. Con un globo ocular exageradamente grande, que giro hasta apuntar su viscosa pupila hacia mi cabeza. Se tomo un segundo y pronuncio con vos clara, suave y melodiosa. -Que tenga buenas tardes Señor.- Y así como vino se fue. Dejando tras de si una herida abierta en la superficie de esta tierra y de mi corazón,
 

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