Me escapo de tu perro, te contagio mi optimismo en la parada, te abofeteo con mi poronga , te pinto la casa, te canto una de Morrissey, y me cogen los mosquitos en la terraza de tu cadáver exquisito



Me estoy meando locooo, no quiero coger ni darte besos, ME EESTOY MEAANNDO, ¿entendés loco? Me MEO
El loco de matrix! ¿No lo viste? Ese que esquiva balas en cámara lenta y que lo metían en un sillón de dentista y le enchufaban un USB en la nuca erizada
El terror en la piel
El silencio en el alma
Y Morrisey que no para de
Hablar
Por favor, no llores
Más porongas pedía a gritos el cura del barrio mientras exorcizaba las culpas con un vaso de un whiskey de origen escocés con pollerita y todo, como AXL ROSE esta enfermo. Pero jamás podría comprender a una enfermedad genérica. En su concepto de enfermedad, todo puede solucionarse por 15.000 dólares.
Nunca una tos convulsa, ni una varicela a los 40.
¿qué carajo sabe son esos pelos? Es mas subjetivo, es decir, su pelo tenía cierta didáctica propia, el lo usa para evadir a la gente que habla al pedo cuando lo miran en el bondi, porque no se le ve la cara , pero en si mismo sabia su personalidad, se oculta en su porra y desde allí elabora su mejor tesis de realidad / irrealidad
Impolosión del alma
Nagasaki de llantos
La concha de tu puta hermana
Nada memorable
Nada especial! Gritaba a gritos redundantemente el dueño de mi casa, de mi cuerpo, de mi vida.
Pero nunca de mis ojos, nunca se adueñaría de mis 0j0s


La pierna con gangrena del cadáver violado que el zombie se comió y vomitó sobre mi vestido floreado turquesa (como el 22)
(II parte)








Hasta que las velas no ardan de pasión muerta y marchita como la flor de entre mis piernas . Me encontraba entre los jamones de Mónica, y la hija de puta no fue capaz de hacerse el cavado en la axila , le pagaba al peluquero “don Nicola” que venia en moto y traia su KIT de peluquero hétereo
Fanatico de Valeria Lynch
Ja, ja, ja!
Fuck off
Las palomas son muercielagos
Pero sin onda
Sabías? Que la tierra gira alrededor de la luna? Sabias que 2+2 son 5 y que es inevitable morirse un poquito todos los días de una forma lenta e innecesariamente dolorosa mientras hay gente que nada en euros y estrena relucientes tetas nuevas
Tenías recuerdos y sólo eso hasta que te mostraron los almanaques y desde ahí que no parás de pensar en mañana y pasado mañana.

los pájaros que escapaste de la casa de tu abuelo, o simplemente los pájaros.

Por Vorish Bladimir el ex novio de la que tiene cáncer en la concha



Del tipo de personas que fotografían palomas muertas (ignoran la ciudad, no les importa). Miran a ambos lados, cruzan la calle, la observan, no sé si tristes o felices, a veces fuera de foco. La fotografían una y otra vez (Generalmente no llevan una cámara encima, así que usan su celular), pero infelices, abandonan el acto sin poder reflejar perfectamente lo que ven o sienten por ese pájaro muerto incrustado en los adoquines.
También recuerdo a esos nenes odiosos, las mañanas calurosas, libélulas plumadas en el aire, yo entre los yuyos, el cielo enorme y azul y esos niños asquerosos. Sus gomeras y el impacto, al suelo el golpe seco y vacío, y todos a correr. Todos a correr y a admirar al trofeo de nuestro (su) amigo. Y yo los odiaba, en realidad me daban pena. Yo silencioso encerrado en mi pequeña existencia. Y yo que no tenía muy claro por qué los odiaba...Esas personas pasan hoy enfrente de la paloma muerta y dicen “qué lastima, che”, o mejor, “qué hijos de puta”. Hipócritas. Pero ahora ellos ni la ven, en el pánico no se ven más que a ellos mismos, solo quieren salvar su pobre alma, sus pequeños proyectos, sus floridos amores.
Ella no tiene celular, así que se para en la calle varios minutos (un auto toca bocina, ella se corre, vuelve a fijar los ojos), pretendiendo que la imagen se le inscriba en la mente, hasta que las palabras de la muerte agonicen hasta que sus ojos se cieguen, hasta mirar solo la obscuridad, para matar la ingenuidad, la inocencia. Pero no es así, nunca es así. Esto no se da nunca porque no tiene el tiempo suficiente como para que pueda grabarse la imagen (o esa verdad) en su retina. Decepcionada camina, y ve la tristeza de todas las cosas, o se ve a ella misma (sus ojos solo ven, su cerebro interpreta) en la velocidad de las cosas, en la gente a los gritos, en el apuro.


Y yo la veo sentado, el humo del incendio llega hasta acá, las brasas alcanzan la plaza, las copas de los árboles, la gente corre. Y ella, y yo, en la nada, perfectos desconocidos, ignorando el pánico, porque nos paramos a ver la única verdad, el autorretrato del espejo que nos refleja.
La generación de tus viejos fue la generación de los Abuelos de la Nada. Tu generación, en consecuencia, es la de los Papás de la Nada. Imaginate las posibilidades de ser padres de la nada. Así que aprovechá.

El cincuenta por ciento


  Por Godofredo Fink-

  Necesito desesperadamente compañía, aunque no la soportaría en este momento. No sé si me explico..., pero da igual. Situaciones delicadas. Pura histeria post nuclear. La noche ruge, aguda y ronca, desde los malditos caños de escape de las zanellitas pisteras que devoran el áspero asfalto de la avenida. Los pequeños transas de las plazas son estrellas de rock. Son la Mona Giménez de pequeñas córdobas llenas de zanjas y calles de tierra. Una luna llena blindada, a prueba de cohetes espaciales, lo ilumina todo. Una noche perfecta para enterrar un cadáver (también para desenterrarlo), para atiborrarse de pastillas o para escribir un poema decente. Seguramente alguien, en algún lugar, esté haciendo alguna de esas cosas. Me imagino un fanático del Death metal enterrando (o desenterrando) a su novia, me imagino a una hermosa muchacha vestida de chupines y polera negra en un viejo sillón tomando un trago de vodka barreta para bajar una calculada cantidad de pastillas
y a un tipo desesperadamente flaco fumando un cigarrillo tras otro y aporreando una vieja máquina de escribir en una minúscula habitación sin ventanas. Todos ellos bajo la misma luna y todos ellos bajo la misma luna que yo. Como un cartel de neon roto y descolorido,
aparecen las preguntas de siempre en mi cabeza. Sin tanto glamour, aparece la única respuesta posible. Como pintada con una gorda brocha empapada de pintura blanca
sobre una oscura y vieja pared: Caer es el cincuenta por ciento de saltar.
  Sin sobresaltos notables, comienza a transcurrir la noche. La suave brisa nocturna arremolina las cortinas, el viejo Tom Waits gruñe desde la pieza y la cerveza está helada. Nadie alrededor, nadie en kilómetros. Mi pequeño jardín atómico está a salvo. Soldados ebrios, con metralletas de tristeza y desconcierto, vigilan los límites de mi condado. Marines drogodependientes tristes vigilan las montañas, Samuráis cínicos atienden la entrada al reino y un perro muerto de hambre está apostado en mi puerta. Sus rabiosos ladridos, de vez en cuando, no me dejan dormir. Lo más triste de esta noche, es que él no ladre.
  Caer es el cincuenta por ciento de saltar.
  Es bueno recordarlo cuando estás en el aire, con los ojos llorosos y acortando distancia hacia el suelo. Cuando la estúpida gravedad te atrae a su seno como una amante rabiosa
e intenta que pagues con sangre todos tus pequeños pecados. Cuando todo es demasiado y cuando nada te ayuda a escapar de nada. Y caer tranquilo, flotando, haciendo piruetas e intentando saborear cada pequeño escalón cuesta abajo. Escupiendo cada diente como si fuesen balas. Disfrutando cada raspón, cada herida, cada segundo cuesta abajo.



 

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