yo de mis tristezas no hablo.
y alguna vez fui tan inocente
como para ser sincero
humillándome ante nadie
con la amargura en flores de mi piel:
yo caminé plazas, busqué milongueras:
que no tenían ojos ni cabeza
y que de su oscuridad bebí cualquier sal.
también sacrifiqué mis tendones
los desangré y disequé es pos de los sonidos
hoy son árboles tumorosos
a veces de sinceridad lloro tan bajo
que ni mis ojos me escuchan
y ningún río me pierde, ni me derrito
sólo la mañana me agobia
sólo mis colores me abrigan
y algún nombre propio revoloteando siempre
(dolores físicos
aburrimiento
arcada, llanto)
te espero paciente
profundas mis raíces
se atornillarán en tu cuello.
autorretrato entre árboles
Te estoy hablando de
de besos en blanco y negro,
el día de los pinceles,
los que le roban a bauer.
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