Primeros Incendios, capitulo 1, fragmento.

(...) 
Si pudiera hablarte. Si me pudieras responder -(decía en voz alta, con un pincel en la mano)-. Pero tu voz está cuadrada, es un plano inerte en el aire. Te abrazo y veo que brillás. Sólo brillás. Después siento mis manos con sangre y lloro. Lluevo para adentro y me infecto. Se me inyectan los ojos con la sangre que perdiste.

En voz cae toda la ternura, la ternura del cosmos, el sabor que perdieron las estrellas al fundirse.
con el vacío, el tibio sabor estelar de tu esencia.

Tres días antes las horas fueron tristes, estas horas pesan. Mi casa, carente de intimidad, vos dirías que las cámaras están todas incendiadas, o son los ojos del infierno:

Salgamos.

 las niebla baja, y nosotros vivimos un rato entre ellas


- A recordó un rostro y una conversación:-

-“atonal: Nunca se está lo suficientemente débil como para no amar. En la profundidad del dolor, la única esperanza, la esencia de nuestra libertad es el amor.”
-dios mío, ¿quién te dejó escribir esta pelotudes? 
-         a veces, cuando estoy muy, muy triste, escribo esas giladas. Me hacen bien. ¿Quién te dijo a vos que dios era tuyo?

(Lo mutable no puede ser racional)
¡Las vías eléctricas, los puentes inauditos, oh, río de mí, oh, los alambres de las brújulas! Los cajones de esta sangre:¡la pus, la pus de mi cuerpo!

Ana besaba mis fluidos, lloraba, y me preguntaba, qué más tenía que hacer para demostrarme que soy hermoso. Besaba mis manchas, mis ampollas, sostenía con sus dos manos  mi tristeza. Besaba mi manos: “¿qué más tengo que hacer, para demostrarte que sos hermoso?”
no.
Cuando ya eran las 5 de la tarde, habría la puerta de mi casa, y me mandaba a bañar. Apagaba la música, habría las ventanas, entraba el sol. Cuando salía limpio, tenía algo rico para comer, y después salíamos a caminar.

y vos no sos ella, basura, vos te pudrís conmigo. Vos toses conmigo. Pero yo toso sangre, y cuando yo sea una anécdota, vos vas a estar entera, y vas a hablar de mí, andar por las plazas o los bares. Te vas a emborrachar y vas a hablar de mí. Entera, sonriente y con las manos llenas de caridad. 

De claridad: una espuma de mi alma, con certeza de liberación: mi alma, perdida en la niebla, (diagnostico), coda:

(Elvin Jones fusila el coda, y Tyner tiene en las manos un puñado de niebla, como la de esa noche, un puñado de nubes que entraban en sus narices, la gente se para, aplaude enérgicamente, john mueve la cabeza, a modo de agradecimiento)

Número, desastre, pulmones del cosmos, una brisa patética.
Yo no soy sin mi locura.
Yo no soy sin el acorde.
El acorde divino de la bajada
(espuma de mi alma,
                         de este día)
flor del pulmón

invade mi cien
la claridad.
(coda)

(confusión y finalmente)

la claridad.

 

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