No recuerdo cuál fue el último beso francés que me dieron,pero sí recuerdo el primero; fue un asco.

No recuerdo cuál fue el último beso francés que me dieron,
pero sí recuerdo el primero, fue un asco.
Esteban tenía 18 años y yo 13, Esteban era un rollinga de Morón.
Fue en Mar Del Tuyú, en el boliche CHANGO.
Esteban tenía aliento a Fernet y unos dientes que bajo la luz negra se veían hermosos, blanquísimos, gigantes.
Era bastante lindo, muy alto y flaquísimo. Desde ésa noche , supe que amaría a los flauchos.
Lloré en la playa hasta que se hizo de día, cuando lo ví a Esteban con otra chica; él me había dicho que estaba parando en la 68 y 5, calles de arena hermosas. Al día siguiente pasamos en bicicleta por la cuadra pero no localizamos a Esteban, las noches siguientes en chango, tampoco lo volví a ver.
Espero que el próximo beso, sea tan francés como Rimbaud, y que me haga sentir hormigas y mariposas epilépticas en el estómago.
Pero para eso, tengo que evitar derrocharme en el repugnante puterío de bocas sucias, de la triste escena.

Quiero un temblor de tierra, no un revoltijo y nauseas, ya me asquié de ésta angusta horrenda que me invade el pecho
No recuerdo cuál fue el último beso francés que me dieron,




pero sí recuerdo el primero,

 fue un asco;
el próximo beso francés que me den,
va a ser abajo de la lluvia de otoño, va a ser en blanco y negro.
 

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