Síndrome de Estocolmo IV

Algunas veces me despierto y no puedo respirar; pienso que el maíz es hermoso, recuerdo las manos de mi abuelo corrugadas y enormes pero muy finas y aterciopeladas. Siento pinchazos en el pecho como mini jeringas llenas de hiel y piel muerta. Siento mi boca reseca y la indiscutible sed de todos mis organos recordandome que mi única compañía es un zumbido en el lobulo frontal de mi cerebro cansado que me persigue como una sombra monstruosa y vil, noche y día irritando electromagnéticamente mis ganas de vivir. No elegí que cortaran los cables que me ataban a mi verdugo, padezco la transición y celo a su nueva víctima, la celo infinitamente y me pregunto qué será lo que hago siempre tab mal. Despues me pongo las pantuflas y trato de cepillarme los dientes hasta que mis encias sangren y trato de no molestarme en pensar. Me gusta recostarme boca arriba en el piso del baño, me gusta el frio en mi cuerpo, me gusta el frío en mi cama, me gusta tu olor en mi almohada,y cuando sonreís infantil y triste.
 

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