La victoria ambulante del duende medieval

El indómito maestro susurraba al aprendiz
"¡es profano, es profano!"
desenrollando ante su vista
un escrito ignoto de dudosa autoría,

posiblemente pagano.

Distanciate, maldita mariposa, del cielo prohibido;

del cielo vedado, del cielo nominal.
¡Excelsa, la verdad! Inversa la mentira.
No saben nada los duendes,
los que afanan oro en Irlanda.
La materia oscura te llora

y te llora por las noches.
¿O llorará de día?
No hay que ser presuntuoso.
El castigo es un pozo
más hondo que tu perfidia,
persona maldita.
¡Persona!
Uh, calor bonito, uh, en el suelo un colchoncito, etc. etc.

Vi un arcoiris doble el día de mi cumpleaños,

y un duende, victorioso, me esperó en el fin del mundo.

Cualquier verano pasado califica para ser bueno,

imitando el baile de Napoleón Dinamita

y sintiéndose a galaxias.
Toda infancia es divina.

Muchos tiempos no volverán

pero muchos otros

vendrán.

Conseguí,

por Mercado Libre,

una entrada de Ringo Starr.

La vida es grandiosa

sacrílego es negar el hecho.

Solo podemos bendecir a quienes se toman retratos pésimos

con sus celulares

y suben las imágenes, extasiados, a facebook.

Bailar tap, aprender Hindi, solo dos de mis aspiraciones múltiples;

es que quiero ver filmes de Amitabh

sin precisar subtítulos.

Té chino de flores de osmanto,
berenjenas en cualquier variedad

y espirales logarítmicas saborizadas en 3D.
Un cuarto de telo en North Hollywood.
Bizarro el destino, cautelosa la ilusión,
y fragante el rombo sísmico, continuo defenestrador de gatos.