Escrive de buelta: Ramona Montiel
Soñé que tenías el pito tan chico que no me podías lastimar. Ni siquiera alcanzaba a llamarse pija, porque era más pequeño que el de un bebé, y no era pija, era apenas un pito. No le busquemos lógica a mis silogismos ni razón a mis sueños, pito bebé, ni una sonrisa a mi cara cuando no la tiene, o pastillas para-que-no-me-dejes-con-un-pibe-a-mis-sucios-diecinueve-años a mi cartera.
Te puedo decir
que te regalo
mis pelos, mis hongos, mi olor a concha y a sangre
mis llantos
el rincón de mi mente en el que te escondés
Pero no te lo digo
Porque
me das
un poco de miedo
Cuando miro esos dos ojos que tenés, siempre tan lejos, verdes y callados. No me hablás mucho vos a mí y yo a vos sí sólo para negar el inevitable silencio que me inunda, cuando miro esos dos pozos de tu cara.
Eterna es la distancia e inmenso el abismo, y yo que deambulo por ambos soy una de esas personas que se tapan la cara con las manos para que no vean los demás lo feas que son, para ignorar que la noche está triste de recuerdos, y que yo podría subirme a una balanza y reventarla con el peso descomunal de mis ganas de que frotes tu pelo en mi nariz y de mi cuerpo que hace demasiado que no coge.
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