Cataratársis

( O el resultado de la suma de las horas que forman dias, que forman agujeros negros, que forman la forma opaca de las cosas)

Son las tres y media de la mañana y estoy en un cyber justito frente al obelisco, la hora de internet debe costar catorce euros con ochenta céntimos, pero ya que le regalé mi cuaderno a Damián voy a intentar soltar alguna de mis chorradas vomitivas en este espelusnante espacio acudido por nadie.

Nota:el texto original fue escrito en tercera persona pero como no me lo acuerdo y estoy re indie-s-puesta lo escribo en primera, porque me la re-banco pese a lo que piensen o digan alguno/as giles/as. Y no lo voy a terminar porque estoy ebria y  no les voy a dar el gusto


Trabajaba en la terminal de ovni buses hasta que me dolían los huesos.
Pero quería una bicicleta roja (adoraba a la gente en el tren que llevaba bicicletas)
Recordé la pastilla azul en la billetera de Roberto, y cuando empecé a tenerle miedo al mar, y cuando aprendí a andar en bicicleta.
Recurrentes eran mis ganas de adquirir un helado palito de agua sabor uva, sabor uva
sabor uva,sabor uva.
Cualquier gusto a plástico congelado que aliviara la amargura de mis pegajosos dias estaría bien,
Talvez, quizas, un helado palito de agua sabor uva, aplacara de una vez la sed indiscutible de mis órganos, que quema durante la noche, y despide durante el día el nudo marinero más intragable de todas las gargantas.
¡Cuánta verguenza me daba llorar en el colectivo!
Las luces de los autos las encontré dolorosas, al igual que los gestos de las personas en las paradas; no tuve más remedio que dejarme caer sobre alguno de los últimos asientos del fondo y hacerme  una bola abrazando mi mochila para embarrarla de maquillaje corrido y asfixiarme de lágrimas y sollozos y mocos y rimmel y lápiz labial. Cuando simplemente me quedaba sin aire, asomaba mi cara redonda empapada y la aplastaba contra la ventanilla dejándola toda enchastrada, pero me moría de verguenza, cuando lloro me pongo muy roja y moquienta y mi cara se desfigura en una mueca espantosa.
El sueño de los cuerpos amarillos y blandos y agusanadaos y la cataráta del suicidio me dejaron emocionalmente aplastada, los años ,las reminisenscias, lo doloroso de pintarme las uñas o sonreir o elegir algún vestido o usar hebillas en el pelo o descubrir que todo avanza y está en constante movimiento